viernes, 10 de octubre de 2008

Que Encuentro la de Aquel Día...



Aunque también pasa todo lo contrario, hay días que te tienen reservada una grata notica.

Hoy, mientras contemplaba la ampliación de un centro comercial de la capital (no voy a decir cual porque la publicidad se paga, la pela es la pela.) me tropecé con una profesora de mi infancia.

Doña Gloria es una de esas maestras (aunque ya no ejerce, lo será siempre) que impartía todas las materias; lengua, sociales, naturales, matemáticas (su especialidad) etc.… Se preocupaba tanto por educar como por enseñar y todavía recuerdo alguna anécdota suya. No voy a decir que fue el primero porque logré muchos en mis primeros años del EGB. (bueno, en la carrera también tengo alguno) pero seguramente fue el 10 menos justo, que no injusto. Tenía yo un dedo de mi mano derecha (la buena) fracturado y un yeso que me llegaba hasta la mitad del antebrazo, salí a la pizarra después de reclamarme Doña Gloria para resolver un ejercicio de raíces cúbicas (jamás aprendí a hacer una raíz cúbica). Me levanté de mi asiento con una determinación que a mi mismo me sorprendió, y al tomar la tiza e intentar descifrar el imposible ejercicio, dejé de manifiesto una obviedad cuando uno tiene un yeso que le cubre media mano; no pude escribir nada. Doña Gloria superada por el momento dio más importancia al hecho de mi arrojo que a resolver el dilema cúbico y me dijo, todavía me acuerdo, “..Te lo mereces, vas con toda la voluntad del mundo y veo que no puedes, te pongo un 10 en este ejercicio por tu decisión” Seguro que mis ojos superaron a los de Espinete en envergadura (que gran nombre ficitio para un actor porno) porque jamás esperaba un gesto así de Doña Gloria.

Para festejar tan melancólico encuentro, entré en una tienda de golosinas y frutos secos y como Slot (el de la foto, personaje de la película los Goonies) me di un festín de mi golosina preferida; “Gominoooooolaaaass”. Abrí la bolsa e introduje tantas que al final pagué casi 6 €. Lo cierto es que ahora tengo un leve dolor de estómago, estoy seguro de que ira aumentado a medida que pase el tiempo. Pero un encuentro tan emotivo como ese bien merece una celebración como la hecha, duela o no el estómago. Como me alegro de haberte visto tan bien. Doña Gloria.

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